Dicen aquí en España que los experimentos hay que hacerlos con gaseosa… Para que no explote. Pues bien, en el Wanda Metropolitano, Sampaoli eligió nafta. Y la Selección se prendió fuego, entera, enterita. Y a 78 días del Mundial, se autodestruyó.
Había varias formas de atravesar este partido sin Messi (también sin el Kun y Di María) y ante una selección claramente superior en actualidad, proyecto y recursos. Pero al fin de cuentas, Argentina eligió la peor. Y más que una bofetada, como dijo el DT, se llevó un nocaut histórico, de esos que dejan marcas en el rostro, pérdida del conocimiento y secuelas emocionales. De cómo se levante Argentina de la lona, dependerá su suerte en Rusia.