En el marco de la Semana de la Memoria, se presentó este lunes el libro «Terrorismo, escrituras y destinos de la memoria” – Diálogo interdisciplinario abierto. Fue en el Auditorio Municipal “Carlos María Scelzi”, con invitación de la Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad, Trazos Analíticos y la cátedra de Derechos Humanos de UADER.
La actividad incluyó una mesa de conversación integrada por Fabiana Rousseaux, psicoanalista e hija del desaparecido uruguayense Miguel Rousseaux, Mariana Dopazo psicoanalista y docente universitaria, que renunció a su condición de hija del represor Miguel Etchecolatz. Ellos fueron acompañados por Matías Germano, subsecretario de Derechos Humanos de Entre Ríos; y Eduardo Ojeda, profesor de Filosofía y docente de la Cátedra de Derechos Humanos de UADER.
La actividad organizada por la Secretaría de Salud, Discapacidad y Derechos Humanos de la Municipalidad de Concepción del Uruguay contó la presentación de Darío Baron, titular de la Dirección de DDHH, y se desarrolló con una profunda reflexión colectiva sobre la construcción de la Memoria, en el marco de la discusión por la Verdad y la Justicia. La hija de un desaparecido y la hija de un represor condenado por delitos de Lesa Humanidad, intercambiaron en un dialogo que dejó conmovido al auditorio y que permitió un rico ida y vuelta con los participantes.
El peso del Horror
Mariana Dopazo se cambió legalmente el nombre “tras una elaboración y un proceso interno de treinta años”, contó la psicoanalista y docente universitaria, narrando las estremecedoras etapas hasta llegar a su desafiliación del peso del terror. “Fueron 30 años… hasta adquirir cierta madurez. Pero esa madurez no era una cuestión cronológica, sino superar el miedo que supieron imprimir los genocidas con todos sus actos dentro de nuestras familias. Y no sólo en nosotros sino en toda la sociedad. En este sentido, el desafiante dos por uno, de mayo de 2017, fue un día en el que la Justicia se convirtió en injusticia. No sólo desde lo personal, sino desde el horror porque vuelve actuales las heridas, las pérdidas, los duelos. Y en ese sentido, esa justicia que se tornó injusticia hizo que todos nos levantemos para decir: NO”.
“No solamente son historias personales. Todos tenemos nuestras historias. Pero las nuestras exceden lo personal porque nos atravesó una dimensión ética y responsable que iba más allá de ese padre porque entendemos a la violencia en su sesgo más inhumano llevado a cabo por estos genocidas. La Justicia nos pedía fundamentar ´justos motivos´… Podría decir que había muchos justos motivos, pero la cuestión de raigambre más personal tiene que ver en mi caso con esta frase: No le permito más ser mi padre. Yo no se lo permito”, señaló ante un auditorio enmudecido.
Y agregó: “Pero mi planteo no es sólo jurídico sino político, en tanto afirmo que no quiero pertenecer al mundo de mi padre y de tantos otros como él. Quiero poder elegir y para eso siento que tengo la responsabilidad de desligarme de su mundo”. Y Mariana recordó las palabras de Rita Vagliatti, ex hija del represor Valentín Pretti: “Quiero terminar con este linaje de muerte. Y no acepto ser la heredera de todo este horror. Los apellidos son símbolos y el mío es muy oscuro, lleno de sangre y de dolor”.