Parque Sur perdió anoche ante Rivadavia de Mendoza por 81 a 70 en el Gigante y quedó eliminado de la Liga Argentina de Básquetbol en el cuarto punto de la serie. Grenni la rompió para los Naranjas, fue el goleador de la noche con 19 puntos. Bolling el destacado en los Sureños, máximo anotador con 18. Sieiro con 16 y Harvey con 14 también tuvieron un buen partido.
Siempre las despedidas son esos dolores dulces, como canta el Indio Solari. Y antes de analizar el partido deberíamos señalar dos cosas. Parque Sur remó contra la corriente desde que empezó. Lesiones, falta de guita, corte de jugadores, etc. Buscar las explicaciones de la eliminación esta noche sería torpe y bastante tonto. Ante Rivadavia fue sólo el último partido. Y la otra, la más interesante, es la imagen del final. Que el estadio se haya puesto de pie para cantar, aplaudir, alentar y bancar al equipo durante 15 minutos ni bien llegó el final es un inmenso soplo de esperanza de que no está todo perdido. Es un camino, el más puro, emocionante, bello en los tiempos que caminamos. Los jugadores sentados en el banco, en el piso, el capitán parado solo mirando el piso llorando y la gente alentándolos tras la eliminación es entender la esencia: esto es un juego, donde a veces el otro es el mejor, donde se puede perder y listo. Ganando es fácil. Pero esa imagen final, quedando afuera, con Rivadavia festejando y aplaudiendo a ese grupo de jugadores que la remó durante un año es inmenso. Que venga lo que tenga que venir. Desde ese entendimiento, desde ese estadio ovacionando a sus jugadores en la noche más triste, desde esas lágrimas, desde esos puños finales arriba que se juntaron en uno solo está la llave para abrir la puerta hacia lo que venga. La última noche mostró el principio. Ahora sí, hablemos del partido. Comprendiendo que perder es una de las posibilidades que tiene el juego es más fácil.
Parque Sur arrancó el partido sabiendo, como el pasado miércoles, que no había mañana. Y en la primera mitad de los diez iniciales jugó muy bien, sacando un 14-4. En los últimos minutos se quedó sin gol y el cuarto se fue apenas 15-11.
El buen trabajo defensivo le cerró los caminos a los mendocinos, pero en ataque los Sureños tenían grietas. Y así se emparejó el cuarto punto de la serie. Apareció Elnes Bolling con un triple de su sello, para romper con eso. Pero Cameron Coleman empezaba a ser el goleador de Rivadavia otra vez. Parejo segundo cuarto, también en el tablero: 21-20 con 4′ por jugar. Buen pasaje de Harvey -goleador del primer tiempo con 8 tantos- y Sieiro en el local. Grenni y Alberici en la visita. Palo a palo. Parque Sur se fue arriba al descanso largo 30 a 26.
Apareció la maizena sobre el piso del Gigante y hubo show de triples para el tercer cuarto, todos los que no entraron antes. Primero fue Parque Sur. Dos al hilo del pibe Gervasio Guelache y otro de Gastón Sieiro, de buen partido, a esta altura el mejor del local. Parque tomó 8 puntos de distancia. Pero estaba Federico Grenni del otro lado. El base hizo jugar a todos pero además clavó tres triples seguidos, dos con la marca encima. Y Juan Andrés Llaver lo siguió con otro. Rivadavia pasó por primera vez al frente, faltando 4′ del tercero. ¿Triples dijeron? Bueno, el primero de Gori Martínez. En tablas: 47 a 47. Facundo Alberici sumó otro para Rivadavia. El mejor cuarto del partido. Rivadavia lo ganó 29 a 19, con 5 triples, y pasó al frente: 49-55.
Rivadavia sacó diez de distancia. Parque sufría la noche y su DT lo paró con 7′ por jugar. La receta conocida: la pelota al 10 y Bolling clavó otro bombazo para soñar la levantada. Rivadavia jugaba con soltura. Parque atado a sus nervios. Agustín Richard, pese a su lesión, ingresó para jugar el pasaje final. El equipo lo necesitaba para gastar las últimas cartas. Los mendocinos llegaron con esos 10 puntos arriba en el tablero a los últimos 2′ del partido. Y no hubo forma de romperlo. Lo ganó el Naranja 80 a 71. Esta noche fue el mejor jugando.
Parque Sur dejó todo, como correspondía. Pero su último partido no es el culpable de la eliminación. Simplemente las complicaciones desde que comenzó la Liga y se fueron acumulando dijeron basta esta noche. Descansar, pensar, tirar las cartas sobre la mesa y decidir el futuro. Pasó una Liga más para el Sureño, en la segunda categoría del país. Para un club de barrio, en los tiempos que corren, es un éxito.