El Barrio 102 Viviendas ya tiene sus mensuras luego de 40 años

Este miércoles estuvo en Concepción del Uruguay la Vocal del directorio del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV), Amalia Peroni, quien acercó al Intendente José Lauritto el total de las 102 mensuras correspondientes al histórico barrio 102 Viviendas, ubicado en las intersecciones de Díaz Vélez, Belgrano, Ituzaingó y República del Líbano.

A partir de inquietudes que vecinos realizaran a autoridades de IAPV, el Instituto se encargó de desarrollar un convenio con el Colegio de Agrimensores para aportar las mensuras de todas las propiedades del barrio 102 Viviendas las cuales fueron entregadas este miércoles a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, que ahora se deberán actualizar el registro en Catastro municipal, luego remitir a provincia, y finalizada esta actualización se podrá iniciar el proceso de escrituración, para lo cual también el IAPV ha implementado un convenio con el Colegio de Escribanos.

“Lamentablemente este proceso se ha demorado mucho más de la cuenta. Estamos hablando de un complejo de viviendas que se entregó hace unos 40 años, pero que por problemas administrativos y de definición relacionada a los terrenos donde fue construido, nunca se pudo avanzar con la escrituración hasta ahora, que el IAPV ha tomado la decisión de hacerlo y podemos decir que se está muy cerca de las escrituras. Escrituras que les puedan dejar a sus hijos para que digan que son dueños del lugar donde vivieron toda la vida”, destacó Lauritto.

 “Es importante destacar que se logró destrabar una situación compleja que demoró poder concretar el derecho de 102 familias. Hoy tenemos este centenar de mensuras que es un paso que nos deja más cerca de las escrituras definitivas. Porque el rol del IAPV no es sólo brindar el derecho de un techo para cada familia sino que queremos brindar tranquilidad, seguridad jurídica y dignidad. Muchas de estas familias tendrán lo que desearon toda la vida”, señaló Peroni.

Sin dudas es muy importante la escritura en manos de los adjudicatarios, que posibilita que la gente se convierta en propietaria de la vivienda y tenga la seguridad jurídica sobre el bien que está habitando, como condición básica para generar procesos de arraigo de los pobladores a su comunidad.