La diva pop brilló con actitud punkpopera y el productor estrella invitó a Gaspar Benegas, guitarrista del Indio Solari, para el final inolvidable de la primera noche
¿Cómo? ¿El Indio Solari y Bizarrap en el Hipódromo de San Isidro? Sí. El productor estrella del momento subió a Gaspar Benegas, guitarrista del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, y disparó el track de “Ji-ji-ji”, el clásico ricotero por excelencia para armar “el pogo más grande del Lolla”, en palabras del joven oriundo de Ramos Mejía.
Y pasó, claro. La multitud que se quedó a bailar con el Biza, estuvo a la altura en cuanto al agite y fue testigo de un nuevo cruce entre la tradicional cultura rock y lo más caliente de lo nuevo. Un instante de “misa lollapaloozera” que emocionó a los fanáticos agolpados a las vallas y alucinados con los riffs y los solos del guitarrista.
“Gracias Indio por permitirnos esta locura y aguante la música argentina, guacho. Esto fue con mucho respeto y cariño”, celebró Bizarrap, le agradeció también a Benegas y se despidió con un remix de “Malbec”, que más temprano había sido interpretada por Duki. Un rato antes, el Biza venía tirando de los hilos del baile multitudinario desde su laboratorio de productor, ligeramente adaptado a cabina de DJ y desde donde pinchó módicas reversiones de los beats de sus Music Sessions y otras tracks con su sello, mixeadas con las voces de los protagonistas y sus avatares en pantalla.
Así, fueron desfilando Nathy Peluso, L-Gante, Nicki Nicole, Nicky Jam, Dillom, Frijo y Snow Tha Product para darle forma a lo último de la noche. Todo venía según lo planeado hasta que cortó en seco la de Chucky73, queriendo detener otra avalancha. Para levantar el momento, una vez frenado el remolino del pogo y a salvo los desmayados, soltó un fragmento de la muy comentada grabación con Residente.
Antes, y bajo la misma luna llena, Miley Cyrus y Turnstile dividieron la atención con sus diferentes maneras de rendirle tributo a la distorsión. Los de Baltimore agitaron cabezas con su hardcore elástico, que junta ecos diversos –Metallica, Fugazi y Rage Against The Machine…- en un mismo caldo grunge, sugerido también en el look del enérgico Brendan Yates, frontman del grupo, quien terminó haciendo mosh con su puñado fiel de fans, después de hacerlos saltar con temas como “Blackout” y “Endless”
Ella, al límite de su actitud punk pop, fue de “Where is my mind” (de los Pixies, encapsulado en la propia “We Can’t Stop”) a “Heart of Glass” (Blondie), sin privarse de propias como “Plastic Hearts” y “Fly on the wall”, en compañía de su pequeña orquesta. Con el público en un puño, esa multitud que disfruta viéndola crecer desde Hanna Montana, Miley le dedicó una canción y su aliento a Ucrania y se despidió con la épica de “Wreaking Ball” y “Party in the USA”.