Lorena Dubini es mamá de Brian y Lucas Izaguirre, abuela de cuatro, y todavía, cinco meses después de aquella madrugada aciaga del 20 de junio, cuando sus dos hijos murieron en un choque fatal en la ruta 39, no puede hacer el duelo. Tiene la ropa ensangrentada de uno sus hijos, tendida en la cama, y el dolor en carne viva.
Juan Enrique Ruiz Orrico viajaba aquel 20 de junio por la ruta 39 en un vehículo oficial, era titular del Instituto Portuario de Entre Ríos y conducía con alcohol en sangre. Chocó el vehículo en el que viajaban Brian y Lucas Izaguirre y Leonardo Almada, y Axel Rossi desde Basavilbaso, su ciudad, a trabajar en el Frigorífico Fadel, de Pronunciamiento. Los cuatro murieron en el choque; Ruiz Orrico, no. Cinco meses después, ni siquiera tiene arresto domiciliario.
Lorena Dubini está convencida de que la protección política y judicial -Ruiz Orrico es el esposo de la jueza María Evangelina Bruzzo, vocal de la Cámara de Casación Penal de Concordia- ha frenado el avance de la causa y que hoy, cinco meses después de aquel hecho, el caso ni siquiera tenga pedido de remisión a juicio. Lo ha hablado, ha insistido ante le fiscal de la causa, Eduardo Santo, de la Unidad Fiscal de Uruguay, ha pegado carteles en Concepción del Uruguay, busca y ansía justicia y, más todavía, cicatrizar el enorme dolor de haber perdido dos hijos.
“Van cinco meses, y este señor goza de total impunidad con el descaro que tiene de pedir permisos como por ejemplo para ir a las fiestas de egresado de su hijo. Y el señor juez Gustavo Díaz accede esos permisos. Entonces, yo creo que es tan cómplice de él como el mismo homicida, ¿no?», analiza en una larga charla con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7.
-¿No avanza la causa?
–Nada, nada. Al contrario, van dilatando el tiempo. Ahora apareció un auto fantasma que plantaron los abogados defensores de este homicida diciendo que estaba al costado de la ruta, un Gol blanco. Esto lo hacen solamente para dilatar y no dejarnos hacer el duelo en paz, ni que mis hijos descansen en paz. Te juro que esto es desgastante, es indignante, es dificilísimo, uno tiene que convivir, aprender a convivir con el dolor de no tener tus hijos.
-Ya está probado que Ruiz Orrico se cambió de carril, que iba manejando alcoholizado, que iba en un vehículo oficial un día feriado como era el 20 de junio.
-Y hay una realidad: él los mató. Pero está libre. Si hubiese sido otra persona, que no tuviera el apoyo ni político ni en la Justicia como él, yo te puedo asegurar que ya estaría presa en un penal.
-¿El hecho de ser el esposo de una jueza, en este caso la jueza María Evangelina Bruzzo, crees que pesa a la hora de resolver si lo mandan a prisión preventiva a la unidad penal o lo dejan en la casa con prisión domiciliaria?
Yo no lo quiero con domiciliaria. Lo quiero preso sin privilegios. Se bajó caminando del auto y no podía hablar, no por el golpe del choque sino por la borrachera que tenía encima. Yo me contacté y estuvimos charlando un montón de tiempo con la enfermera que llega a primera hora al lugar. Este señor está totalmente amparado por la injusticia porque no hay justicia, es injusticia, y también está amparado por la parte política. No te olvides que él fue funcionario hasta ese momento de este gobierno. Yo comparo el caso de Ruiz Orrico con el caso Urribarri. La misma señora esposa de Ruiz Orrico dio el último voto para que Urribarri vaya a preso porque podía fugarse del país. El esposo de ella también, el esposo de ella también. Él era el director del Ente Portuario, tiene todas las posibilidades de fugarse. Cuando estuve con el fiscal le dije: lo quiero preso sin privilegios como cualquier ser humano común y corriente.
-¿Ha expresado un pedido de perdón a las familias? ¿Aceptarían un pedido de perdón?
-No habló de perdón. A través de nuestro abogado (Mario Arcusin, NdelR) mandó a decir que nos pedía disculpas por lo sucedido. Está bien, nosotros, las cuatro familias, le aceptamos las disculpas. Pero que se haga cargo de lo que hizo. Mató a cuatro personas. Mis hijos tenían 31 y 26 años. Iban un día feriado a laburar los chicos. ¿Sabes por qué? Brian quería terminar su casita porque es papá de tres niños, y Lucas quería progresar. ¿Cómo puede este señor seguir libre?¿Con qué vara se mide la justicia? Yo no entiendo la justicia, porque para mí la justicia me está vulnerando el derecho a la justicia.
-¿Cómo sigue tu vida? ¿Cómo te recomponés después de perder dos hijos?
-Lucas, si bien vivía conmigo, es papá de un nene de 7 años, que ese día estaba conmigo. El accidente pasó a las 4 de la mañana. ¿Sabés a qué hora me avisaron? A las siete y media de la mañana. Muchísimo tiempo después. Yo estaba trabajando, estaba con el hijo de Lucas. Me vine a mi casa, le puse dibujitos a mi nieto y le dije: «La abuela va a buscar a papá». La abuela volvió a las quince horas con papá en un ataúd. Imagínate la cabecita de ese nene. Brian tiene tres chicos, una nena de dieciséis, un nene de once, era su gran compañero y un bebé de dos años que va a crecer con el recuerdo y la foto que nosotros le podamos llegar a contar de su papá. Brian, aparte de trabajar, era árbitro federal. La vida de Brian fue puro esfuerzo, nadie le regaló nada. Era el único árbitro federal. Le truncó una carrera. Brian había empezado a dirigir partidos provinciales en toda la provincia. Pero este hombre le arrancó la vida y a mí me dejó sin mundo, me desarmó el mundo.
-¿Qué puede llegar a pasar si lo encontrás a Orrico? ¿Pensás en ese momento? ¿Qué pensás que puede pasar?
-No sé, te juro que no sé. Porque yo he salido a pegar carteles en Concepción del Uruguay, hice marchas en Basavilbaso, busco que esto no quede impune. ¿Pero sabés qué? No me dejan llorar a mis hijos. No puedo explicarte el vacío que hay en mi casa, el daño que esta gente causó. Después de esto, creo que no se sigue viviendo, andas porque respiras, estás todo el tiempo pensando en eso. Imagínate, yo tengo la ropa que me entregaron de los dos Le saqué un poquito las manchas de sangre, la volví a coser y la tengo atendida en mi cama. Estoy todo el tiempo ahí. Y yo sigo esperando a mis hijos.
-Al dolor le sumas la falta de justicia, esta falta de respuestas.
-Tal cual: no nos dejan hacer el duelo. Si yo me caigo, si me encierro en mi pieza llorando, este tipo queda en libertad, este tipo no paga el daño que hizo.
-¿Nunca se te cruzó por la cabeza ir vos en busca de Orrico?
-Mil veces, pero ¿sabes qué? Yo no soy homicida; el homicida es él ¿Yo qué gano si voy y lo busco y le hago daño? ¿Qué gano? Lamentablemente, la Justicia lo sigue beneficiando. Está en su casa, con tele, con aire, en su cama, pide permiso para ir al psicólogo. Mis hijos no pueden ir a ningún lado, ¿se entiende lo que digo? Mis hijos no pueden ir a ningún lado porque él los mató.
Entre Ríos Ahora