Ocurrió en la localidad bonaerense de Junín. Gendarmes notaron que el conductor, oriundo de Rosario, llevaba entre sus piernas una mochila con droga. Luego, inspeccionaron el rodado y hallaron más cocaína.
Un operativo antidrogas fue llevado a cabo por efectivos de la Sección Seguridad Vial “Junín”, perteneciente al Escuadrón Seguridad Vial “Pergamino” de Gendarmería Nacional. La intervención se produjo sobre el kilómetro 248 de la Ruta Nacional N° 7, donde los uniformados realizaban un control vehicular de rutina cuando interceptaron un vehículo Renault Fluence que funcionaba como taxi.
El conductor, un hombre mayor de edad oriundo de Rosario, circulaba desde la Ruta Nacional N° 9 (Panamericana – Buenos Aires) con destino final en la localidad de Junín. Al detener el automóvil, los efectivos solicitaron la documentación correspondiente y los elementos de seguridad reglamentarios. En ese momento, observaron un detalle que llamó su atención: el conductor llevaba una mochila entre sus piernas.
“En presencia de testigos, los uniformados abrieron la mochila y constaron la existencia de 15 ladrillos, que contenían una sustancia blancuzca”, detallaron desde Gendarmería. Ante el hallazgo, los gendarmes informaron de inmediato al Juzgado Federal de Junín, que autorizó el traslado del procedimiento al asiento de la Unidad para realizar una inspección más exhaustiva.
El can “Oreo” detectó más droga escondida en el asiento trasero
Ya en las instalaciones del Escuadrón, el personal especializado realizó nuevas inspecciones con la colaboración del perro antinarcóticos “Oreo”, entrenado específicamente para detectar estupefacientes. Durante la revisión, el can reaccionó de forma exaltada al pasar por la zona del asiento trasero, lo que llevó a los efectivos a desarmar la estructura del respaldo.
Fue allí donde hallaron otro cargamento oculto: “ladrillos con 10 kilos 552 gramos de la misma sustancia y una bolsa ziploc que contenía una sustancia color rosa con un peso de 481 gramos.” El hallazgo confirmó las sospechas iniciales y elevó el total de droga secuestrada a más de 26 kilos.
Las pruebas de campo realizadas por los peritos confirmaron que tanto el contenido de los ladrillos como el de la bolsa correspondía a cocaína. Esta modalidad de transporte, utilizando un taxi como vehículo de traslado, se presume que intentaba pasar inadvertida ante los controles en rutas nacionales.