La Real Academia Española (RAE) modificó el abecedario español, excluyendo oficialmente las letras «ch» y «ll» para simplificar y unificar el idioma, adaptándolo a los tiempos actuales.
La Real Academia Española (RAE) modificó el abecedario español, excluyendo oficialmente las letras «ch» y «ll» para simplificar y unificar el idioma, adaptándolo a los tiempos actuales.
Si bien la decisión fue tomada en 2010, sigue generando debate entre lingüistas, docentes y hablantes del español. La RAE, institución encargada de normar el idioma, aclaró que este cambio no afecta la escritura ni la pronunciación de las palabras que contienen estos dígrafos, sino que responde a una cuestión ortográfica.
Antes de esta modificación, el abecedario español contaba con 29 letras. Con la eliminación de la «ch» y la «ll», ahora se compone de 27: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z. Esto significa que el orden alfabético en los diccionarios y textos también se ajustó, ya que anteriormente las palabras que contenían «ch» y «ll» se ordenaban de manera independiente.
La justificación de la RAE radica en criterios lingüísticos modernos. Tanto la «ch» como la «ll» son dígrafos, es decir, combinaciones de dos letras que representan un solo sonido. En lenguas alfabéticas como el español, solo se consideran letras los signos simples. En este sentido, la Academia explicó que la eliminación de estos dígrafos del abecedario facilita la enseñanza del idioma y unifica su estructura con la de otros idiomas.
A pesar de este ajuste, las palabras que contienen estos sonidos continúan escribiéndose de la misma forma. La decisión tampoco afecta la riqueza fonética del español, ya que la pronunciación de la «ch» y la «ll» sigue siendo reconocida y utilizada en todos los países hispanohablantes.
El cambio también busca mejorar la enseñanza del español como lengua extranjera, eliminando confusiones entre estudiantes y reduciendo la complejidad del aprendizaje del abecedario.