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En medio de momentos de angustia, Cotagú cerró sus puertas

Este martes cerraron dos locales céntricos de expendio, mientras que el de calle Rocamora y Goldaracena vendía los últimos productos lácteos que quedaban en las heladeras. Cuarenta familias quedaron sin sus puestos de trabajo.

Se vivieron momentos de angustia, desazón e incertidumbre entre los empleados que aún mantienen la esperanza de conformar una nueva cooperativa de trabajo.

Algunos de ellos no pudieron evitar quebrarse al mirar el edificio de Rocamora con las puertas de rejas cerradas con un candado; mientras que otros no podían entender cómo una cooperativa que supo ser modelo en la ciudad y la provincia terminó con las puertas cerradas.

Una vecina también se mostró quebrada anímicamente junto a uno de los obreros que se encontraba en la puerta del local de calle Rocamora. “Esta cooperativa forma parte del barrio, de la ciudad y que termine así no es justo”, señaló la señora con los ojos llenos de lágrimas.

Germán Molina, vocero de los empleados de la Cotagú indicó que “hasta hace unos meses teníamos un par de tambos que nos entregaban su producción, pero al conocerse la información de que la cooperativa estaba a punto de quebrar, lógicamente dejaron de hacerlo y salieron a la búsqueda de otra empresa”. Agregó que al retirarse los “tambos que entregaban un volumen de leche que nos permitía mantenernos, quedaron un par muy chicos que nos aportaban 1200 litros, cantidad con la que no se puede hacer nada en una planta preparada para procesar 100.000 y que llegó a trabajar con 60.000 litros”.

Un fin anunciado

Los trabajadores coincidieron en que el cierre era algo que venían procesando y esperando; “pero cuando llega el momento no deja de pegar fuerte”, explicaron.

Molina contó que en su caso particular es “único sostén de una familia que conforma junto a su esposa y dos hijos de 15 y 12 años”. Con 43 años de edad, trabajó 20 en la Cotagú por lo que manifestó preocupación e incertidumbre por su futuro como por el del resto de los empleados que totalizan 40 personas en forma directa, a los que deben sumarse fleteros y distribuidores. En definitiva, 60 familias que se “están quedando en la calle”.

Acotó que quedó como “jefe de planta desde el mes de noviembre pasado”, y que “pese al esfuerzo del grupo de trabajo nos quedamos sin leche y con la planta parada en su totalidad”.

Comentó que junto a un grupo de compañeros están haciendo turnos de mañana, tarde y noche, para no hacer abandono de trabajo y para cuidar las maquinarias e instalaciones de una cooperativa que además de comercializar leche fluida le dio valor agregado a la producción con la fabricación de quesos, ricota, yogur, postres y leches saborizadas entre otros productos.

No bajan los brazos

Molina indicó que junto a sus compañeros, trabajan para “crear una cooperativa de trabajo, pero todo está muy difícil, aunque desde el ámbito nacional, y pese a una serie de promesas, nunca recibimos apoyo. En lo provincial, intentamos hablar con el gobernador, Gustavo Bordet, pero no pudimos llegar a hacerlo”.

Por otra parte, destacó que desde el Municipio “nos han estado acompañando en la medida de sus posibilidades con la conformación de una cooperativa -que en el caso de conformarse- tendrá que salir a buscar la materia primera que es la leche”.

Al respecto detallaron que el sector lácteo está atravesando un serio momento con el cierre de muchísimos tambos en la zona.

Además, la Cotagú se encuentra sin dinero y sin insumos para elaborar productos, por lo que la actualidad se complica aún más.

Molina indicó que se llegó a trabajar con tambos que “producían 22.000 litros a un costo de $1.500.000 semanales y si queremos armar una cooperativa de trabajo tenemos que pensar en $8.000.000 para empezar a hablar, teniendo en cuenta que a muchas explotaciones lecheras se les quedó debiendo plata”. Remarcó que como empleados “tuvimos que tomar medidas extremas, cuando esa responsabilidad le corresponde al Consejo de Administración que recién ayer martes, se hicieron presentes en la fábrica”.

Por su parte Néstor Chichizola, con 40 años en la cooperativa, indicó que “teníamos la esperanza de no llegar a este momento, pero lamentablemente estamos en esta situación, luego de venir peleando por espacio de 12 años a una crisis que se fue acentuando”. Por su parte Pepe Lizzi, comentó que “siempre afrontamos situaciones difíciles, pero como esta ninguna”.

De esta manera, culmina una etapa de la histórica Cooperativa Tambera de Gualeguaychú y se abre un nuevo capítulo: la búsqueda de sus empleados para encontrar una nueva salida laboral.

Fuente: El Día de Gualeguaychú